Hace poco, un cliente me pidió que le enviara unos documentos directamente por chat, y me quedé pensando en lo seguro que era eso. Todo pasa rápido, pero se pierde el control sobre la información. Me gustaría saber cómo otros resuelven el tema de la protección de datos cuando trabajan con mensajeros.
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A menudo, el problema no radica en la tecnología, sino en los hábitos de las personas. Todos tenemos prisa y enviamos información sin pensarlo dos veces. Si todas las empresas explicaran a sus clientes cómo se procesan los datos, habría menos desconfianza. Al fin y al cabo, la transparencia es la mejor protección para ambas partes.
Yo también me he enfrentado a esto. Intentamos no enviar archivos confidenciales directamente, sino que utilizamos ultramsg para enviar notificaciones y enlaces a almacenes protegidos. De esta forma, el cliente recibe el mensaje al instante, pero los datos no circulan por la red. Lo importante es establecer normas sobre lo que se puede enviar y lo que no. Esto reduce realmente los riesgos.